Pocas horas antes de que comenzara la ceremonia de Sandra y Eloy, el agua caía a mares. Tanto que ya se estaba preparando el plan b para celebrarla en interior. Pero la suerte quiso acompañarlos y el cielo comenzó a abrirse justo a tiempo.
Cuando comenzaron a llegar invitados a la playa del hotel Robinson, de la lluvia no quedaba ni rastro, tan solo un pequeño charco de recuerdo.
Abrazos y palabras cariñosas, ritual de la arena, noticias espectaculares, cumpleaños, bailes… son algunas de las cosas que hicieron de esta boda ibicenca un día inolvidable.
Sandra y Eloy, con los que habíamos estado de preboda en Rio Verde, irradiaban alegría e ilusión…
…y además guardaban una sorpresa para todos: ¡lanzamiento de farolillos!
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